domingo, 17 de febrero de 2013

San Juan de Letrán (I)

Interior.

San Juan  de Letrán es la primera iglesia del mundo, Ecclesiarum urbis et orbis mater et caput; es la sede del Soberano Pontífice como obispo de Roma. El Papa, después de su exaltación al trono, viene aquí a tomar posesión del mismo. (La ceremonia de la possesso).

En el año 324 construyó Constantino esta basílica en su propio palacio, que cedió luego a los soberanos pontífices. En este templo habitaron durante sus estancias en Roma hasta Gregorio XI (1370), que volvió a fijar en Roma la Santa Sede establecida en Avignon. […]

La basílica de San Juan de Letrán fue quemada en 1308; Clemente V, que residía en Avignon, envió grandes cantidades de dinero y se restauró con magnificencia todo lo destruido por el incendio.

Gregorio XI abrió la puerta del norte; Martín V hizo la fachada, decorada más tarde por Eugenio IV y Alejandro VI; Pío IV mandó hacer el gran sofito dorado; Sixto V decoró la fachada lateral, cuyo doble pórtico, muy bonito, fue dibujado por Fontana; Inocencio X, en 1650, puso la nave principal en el estado en que la vemos hoy, con planos de Borromini, ese arquitecto barroco. Al abrir los cimientos, se reconoció que este lugar no estaba comprendido en el recinto de Servio Tulio.

Clemente XI embelleció la basílica, y, finalmente, Clemente XII mandó hacer la fachada, muy admirada en su tiempo (1730) y que hoy nos parece bastante mala. Este papa tenía dinero; le propusieron hacer el muelle del Tíber desde la Porta del Popolo al Ponte Sant’ Angelo, pero prefirió embellecer su catedral.


 Fachada principal


La fachada principal tiene cinco balcones, y el Papa daba la bendición desde el del medio. Cuatro columnas y seis pilastras de orden compuesto forman la fachada; está coronada de once estatuas  que se ven bien desde las logias de Rafael, en el Vaticano, a tres cuartos de legua, la distancia mayor de la Roma habitada.

En el pórtico inferior han puesto una mala estatua de Constantino, enterrada en los desastres que sufrió Roma después de este emperador, y encontrada luego en sus Termas, en el Monte Quirinal. La gran puerta de bronce fue quitada de la iglesia de San Adriano, en el Foro, y trasladada aquí por orden de Alejandro VII. Es el único ejemplo que nos queda de las puertas quadrifores de los antiguos.

Es lo que nos cuenta nuestro autor el 5 de julio de 1828 entre las páginas  345-347 de su obra.

La fotografía del interior procede del Vuelos al mundo.
La de la fachada está tomada del blog jesusvalmeyana.

2 comentarios:

Chary Serrano dijo...

Está muy bien el blog, das mucha información. Me gusta

Rafael Jiménez dijo...

Gracias Chary; me alegra que te haya gustado.